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Cuando el perverso narcisista usa la desmoralización

copyright Xavier Oñate Pujol

Del latín pervertĕre (volcar, invertir o dar la vuelta) la finalidad de la perversión es desviar a otro de su camino para que tome el que al perverso narcisista le interesa. En el ámbito familiar, por ejemplo, al PN no le importa manipular a sus hijos para que se pongan en contra de su otro progenitor cuando ésta/e decide romper el matrimonio. Manipula para atribuir a la víctima toda la malicia que hay en él o ella. Manipula para marcar territorio, para hacer constar su poder y reafirmarse en su locura de grandeza y manipula para castigar a la víctima por haber hecho algo que le ha herido el orgullo.

La relación con un PN es una relación de poder (de abuso de poder, mejor dicho), en que la parte con menos fuerza acaba siendo sometida. Cuando la víctima se da cuenta del sometimiento, del abuso de confianza sufrido, tarde o temprano, con más o menos fuerza, surge en ella un impulso de libertad y de ejercicio de su soberanía.

La soberanía es un aliento interno que existe en todo ser humano. Tomando las palabras de Jon Kabat-Zinn, “no es una búsqueda externa de poder; la soberanía implica ser aquello que uno es realmente y llegar a ser lo que uno puede llegar a ser; la soberanía conlleva reconocer y honrar la naturaleza de uno mismo y de los demás,  ser el sujeto principal de nuestra propia vida y no sólo objeto de la vida de otras personas”.

Cuando descubre la farsa de la persona PN, es el ejercicio de la soberanía la que empuja a la víctima a decir ¡basta! Basta a una relación que le genera un profundo malestar. Un malestar generado por el desequilibrio, por la falta de respeto, por el abuso, por el carácter patriarcal de la relación (él/ella debe tener la razón en todo y yo tengo que ceder)… A veces la víctima corta de golpe, y lo consigue a pesar de los intentos del PN de volverse a fusionar con ella. Otras veces se necesita de un período de semanas o meses en las que va repitiendo el patrón, con infructuosos intentos para que el perverso cambie. Porque no lo va a hacer.

Y es que dada su falta de empatía, el PN no sabe ni puede respetar al prójimo, porque el prójimo no es más que un objeto que está para alimentar su ego. Aquí es cuando se constata la real autoestima del PN: no es nadie si no tiene a alguien que le haga crecer su narciso, alguien de quien sacar provecho o alguien a quien ganar. Pero como no puede reconocer esta dependencia, se endiosa a costa de humillar a su víctima.

Una de las estrategias que utiliza sutilmente el perverso narcisista para destruir la integridad psíquica de la víctima es la desmoralización (porque la violencia del PN, cuando se siente vigilado por una autoridad mayor, es sutil). Fomenta el desánimo y la duda en la víctima para debilitarla y conseguir que las cosas vuelvan a estar como antes: que un@ tenga el poder, y el otr@ esté sometido. Recordemos que el ego del perverso está en juego, y ese ego… lo es todo!

La desmoralización consiste en hacerla dudar del camino que ha tomado, responsabilizándola de forma exclusiva de las consecuencias ocurridas a partir de haberse determinado a ejercer su soberanía.
Consiste en hacerla creer que sin su presencia y ayuda no llegará a ningún sitio, presentándose el PN como imprescindible.
Consiste en aprovecharse de sus contactos, de sus influencias, de la imagen casi-perfecta que ha vendido a los de su alrededor para aislar a la víctima y que “escarmiente” por el error de haberse atrevido a poner en duda su autoridad.
Consiste en mofarse del sentimiento de sometimiento de la víctima, de quitar importancia al maltrato ejercido, y apelar a razones, justificaciones y hechos de lo bien que había sido tratada antes de «rebelarse».
Consiste en apelar a valores morales y legales convertidos, por convenciencia, en intocables principios sagrados.
Consiste en hacerla creer que está mal aconsejada, que le han comido el coco, que no está decidiendo por su propio criterio, sino manipulad@ por otros que no tienen escrúpulos (cuando la realidad es que quien no tiene escrúpulos es la persona perversa narcisista).
Consiste en “invitarla” a admitir que el camino que ha tomado ha sido un grave error. ¿Qué camino? el de hacer valer sus derechos, el de luchar por sus sueños, el de ejercer su soberanía.
Consiste en chantajear emocionalmente apelando a los buenos tiempos del pasado, cuando no había iniciado esa locura de destruir la unidad de la pareja -o de la familia, o del grupo, o del país-. La cuestión es proyectarle toda su culpa.
Consiste en culparla de ser la responsable del dolor que sufren él/ella (sí, el propio PN) y los allegados (hijos, padres, compañer@s del grupo…) por haber decidido lo que ha decidido y que, encima, lo ha querido llevar a cabo.
Consiste en insistir que si ha recibido algún palo o se le ha privado de libertad es por haber hecho lo que hizo (ejercer esa soberanía), pero que si vuelve al buen comportamiento, la relación volverá a vivir una luna de miel y podrán seguir creciendo como pareja (o grupo). Las sectas coercitivas funcionan también de este modo.

Todo esto ocurre cuando hay dificultad en poner fin a la relación. Y es que el PN hace valer el vínculo que tiene sobre la víctima y los elementos que tienen en común y obligan a mantener un contacto. Por eso es tan trascendente que jueces y fiscales tengan en cuenta estos perfiles a la hora de establecer, por ejemplo, la custodia de los hijos.

Para quien tenga que relacionarse con personas o grupos que utilizan de forma intensa mecanismos perversos narcisistas, necesita aprender a mantenerse determinada y firme -pero flexible- en el camino que ha tomado (que surge de un deseo de reconocimiento y respeto), necesita ir asumiendo que responsabilizarse de su propia vida también tiene un coste, y es que aquell@s que quieren aprovecharse de él/ella pretenderán crucificarl@; necesitará renunciar a cualquier fantasía que el PN cambiará; necesitará ir dejando atrás la inocencia e ingenuidad que la hacía creer que «la vida no puede ser tan dura”.

Cuando la víctima es acosada a través de la desmoralización, puede ayudarla preguntarse si el camino que decidió tomar fue para aprovecharse del prójimo o para ejercer su derecho a la auto-determinación; si fue para perjudicar al otro o para ejercer su derecho a defender lo que es suyo; si tomó el camino para «ser el sujeto principal de nuestra propia vida y no sólo objeto de la vida de otras personas». Le puede ayudar aceptar que, para realizar el deseo interno, a veces debe tomar el camino “menos malo”, que va a tener que romper con las normas impuestas e innegociables, que se encontrará con personas que la animarán en el camino (porque lo han vivido previamente) y otras que no la entenderán y también la harán dudar.

En un proceso de estas características hay circunstancias que no están en manos de la víctima, no están bajo su control, por lo que necesita aprender a soltarlas. Al mismo tiempo debe centrarse en aquello que sí está en sus manos: atender sus propias necesidades, sus deseos y sentimientos; relacionarse con personas de calidad, que nutran, con las que se puede dar y recibir de forma equitativa; también debe centrarse en invocar un trato de respeto a sus derechos y recordar que sí tiene un poder: el de ignorar los intentos externos -y a veces propios- de desmoralización y mantenerse firme en el ejercicio de su poder personal.

© Xavier Oñate Pujol. Noviembre 2017

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2 respuestas a “Cuando el perverso narcisista usa la desmoralización”

  1. Hola, yo estoy saliendo de una relación de amistad y algo más con una perversa narcisista, hace como dos semanas hablé con ella por última vez y en ese momento aún no era conciente de su condición y elegí perdonarle y perdonarme a mi por la situaciones indeseables que se dieron. No me arrepiento de eso. El dolor que siento ahora es la culpabilidad por mi ingenuidad, como permitir tanto abuso de una sola persona y no ser conciente de eso? Es como vivir dividida entre dos personas, la seductora y la rabiosa. Ahora que llegué a todas estas informaciones puedo decir que nunca más la dejaría entrar a mi vida. El asunto es que siempre encontrará una víctima de quien seguir alimentándose, y en ese sentido me siento responsable. Esta persona sigue siendo mi amiga en facebook, y estoy analizando quitarla de mis contactos, pero no sé se podría tomar como un acto inmaduro? No quiero rebajarme, no quiero que me busque siquiera, pero tengo la intención de difundir la información y que más personas así como yo, puedan despertar. Yo soy realizadora audiovisual, ahora uno de mis planes es hacer un cortometraje sobre la perversión narcisista, en base a mis experiencias vividas. Yo sé que ella podría buscaremos, y sé que hoy estoy mucho más fuerte. Mi miedo quizás es convertirme en ella, tengo miedo de haber perdido mi identidad. Al no tolerar más sus abusos, sentía rabia y mucha violencia en mi interior, y eso es un sentimiento que no lo quiero en mi vida. Ahora estoy experimentado ese vacío que te deja dejar atrás este tipo de relaciones, es difícil pero no imposible. Ya una vez había cortado la relacion después de que ella me había descartado, y dejamos de hablarnos más de un año, puedo hacerlo una vez más, solo que ahora estoy con los ojos bien abiertos y más preparada, menos ingenua. Sé que ahora puedo renacer de nuevo y con luz propia.

  2. Se pasa mal cuando no tienes a nadie a tu lado que te apoye y te ayude a mirar hacia otro lado. Por eso pienso que este es un tema que debería airearse mucho más: charlas, radio, conferencias, televisiones. Y doy constancia de que hay muchos profesionales de la medicina que no conocen estos casos como deberían. Es una pena. S.O.S.

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